LIBERTAD TAMBIEN PARA CUBA

                                                    A la memoria de Babu

   Cuando conocí a Oswaldo Paya era yo un joven anticomunista por formación familiar. Mi padre desde muy pequeño me había mostrado su verdad histórica según sus experiencias de vida y si bien no había dejado dudas en mi mente sobre donde estaba la razón, lo cierto es que nunca se habían esmerado en fundamentar la formación  política ideológica. Con no ser comunista y actuar en consecuencia con esto, a pesar del precio a pagar bastaba, así vivió nuestra familia y para mi era suficiente.

  Quizás por eso me impacto aquel joven casi 10 años mayor que mis 27 la primera vez que conversamos, luego de que con mucha paciencia me había esperado mas de una hora en la sala de mi casa. La cita la había facilitado otro joven que observaba la actitud contestataria que mantenía en mi trabajo (construcción) y que un día se acerco para proponerme conociera al líder del MCL,  de quien ya yo había escuchado por Radio Marti.. Al principio de la conversación  me pareció ingenuo o desfasado en el tiempo, sus argumento sobre la reconciliación, la necesidad de un cambio pacifico o su compromiso a vivir y morir en Cuba, ciertamente era algo muy nuevo para mi. Sin embargo, a medida que la conversación fluyo comprendí que en su esencia, el joven Paya era mucho mas radical que yo y que sus vivencias eran mas desgarradoras que las mías. Luego de casi dos horas de intercambio, acepte trabajar en el movimiento, su palabra fue: bienvenido.

  Las primeras tareas asignada fueron muy sencillas para mi : crear mi propio equipo, reproducir (a maquina de escribir) los documentos del Movimiento y difundirlos de mano en mano en sectores de confianza, aportar ideas y sugerencias dentro de nuestro espíritu, etc. Así comenzamos la primera recogida de firmas proponiendo el Programa Transitorio, para ese entonces ya en Mariano Liberación contaba con un buen numero de miembros divididos en barios equipo y Oswaldo nos prestaba mucha atención; en cada encuentro  periódico  los marianenses  salíamos con la carga de energía  que el sabia impregnar, era un gustazo estar dos horas reunido con Oswaldo, no importaba si domingo o si tarde en la noche, la cosa era recargar la baterías  de los nuestros y eso se cumplía.

 Un día me invito a una reunión con lideres locales, tanto de la capital como de algunas otras provincias y cuando salimos me pidió mas tiempo de dedicación y que trabajara de apoyo directo al Consejo Coordinador, fue esa tarde que comenzó un periodo, donde nuestra relación política paso a una amistad profunda, de mucho respeto humano pero de mucha solidaridad. Tengo hoy el honor de haber sido un gran amigo para el,como  lo fue el para mi,  de haber visto crecer a sus hijos, de habernos acompañado mutuamente en la perdida de nuestras madres, de haber discutido muchísimas veces sobre cuestiones de estrategia política sin que ninguno, mas que la razón, se impusiera, de haberlo  acompañado en la tarde de aquel cinco de agosto al Malecon y de presenciar su frustración al ver que todo estaba controlado por los represivos, " esta tardanza nuestra no nos la podemos perdonar Tony" me dijo, empujando su bicicleta por una acera del lugar. Tengo a demás el honor  de haber contado con la compañía de su familia durante mi tiempo en prisión, de habernos tomado una cerveza juntos, de visitar a la familia de un preso y dejarle dinero de nuestro trabajo, de despedir juntos a un hermano que partía al exilio o de  ser seguidos muy de cerca  por la policía política en las calles de la Cuba.

  Oswaldo para muchos era el líder pragmático , el político metódico, el disidente coherente, el pacifico por excelencia, el luchador incansable. Para nosotros, los que vivimos mucho tiempo en esta lucha junto a su lado Oswaldo era el hermano mayor sin que importaran las edades, el amigo de cualquier hora, el padre y esposo a  imitar, el de la idea clara pero capaz de escucharte y aceptarte, el que siempre tenia a Cristo y su valores por encima de todo, incluso de la política. Pero también era el que apreciaba como bello las casas coloniales, el que le encantaba mostrarme el verde de los campos cubanos perturbando mi sueno en los viajes al interior, era nuestro rival en el mundial de fútbol con su afición histórica a la selección  española, (Regis Inglaterra y yo Alemania, otros Brasil y Argentina), era el  que  cantaba rumba durante una detención en los calabazos de la policía, el que le encantaba brindarte un café o un monjito "a lo oswaldo", el que nunca se sentaba a la mesa sin camisa, el que durante un pos operatorio redacto el Proyecto Varela, el mas preocupado por los nuestros del interior, el que le daba la mano al jardinero de una embajada antes de entrar al recinto, el caballero respetuoso con todas la  féminas. el que le molestaba nuestras impuntualidades, el que salia para un hospital a repara un equipo de respiración a las once de la noche si este era necesario, el que escuchaba con mas atención las anécdotas  de Gustavo Arcos, el que no podía pasar cerca de un mendigo sin darle algo, el que no olvido nunca una postal de Navidad, el que te peleaba por algo no correcto y luego compartía  su plato de comida contigo, el que mas  sufrió la Primavera de Cuba, en fin, era mas que todo una gran persona que se hizo sentir tanto por su capacidad como por su humanidad.

  Hoy casi tres semanas después de su muerte aun no puedo precisar que tiempo transcurrirá para adaptarnos a su ausencia física. Para nosotros se ha perdido momentáneamente la referencia personal de nuestro equipo, se ha perdido el punto común entre todos, reconozco que aunque mil veces hablada esta posibilidad, lo cierto es que nunca estuvimos preparado par que se materializara y otra vez aprendemos de Oswaldo al recordarlo diciendo: 'hay que dar como posible todo riesgo". Esta ves no habrá miradas picarescas entre nosotros y sonrisas reprimidas como las había al escucharlo, esta vez, o mejor escrito, una vez mas, el tiempo le dio la razón, el riesgo,  mas que posibilidad ha sido, desafortunadamente, una realidad.